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🕷️ Ebizō 🕷️

¿Qué ocurre cuando el último guardián de la memoria se convierte en el sepulturero silencioso de un pueblo que prefirió olvidar?

Ebizo de Sunagakure, anciano sabio hermano de Chiyo, bajo un escenario oscuro de tragedias y memoria

🕷️⚰️ El Sabio de las Cenizas ⚰️🕷️

Mientras las arenas de Sunagakure devoraban imperios y las estrellas se apagaban una a una sobre el desierto, Ebizō permanecía allí. Siempre en la penumbra. Siempre escuchando. Un anciano que no temía a las tempestades, porque su corazón ya era un desierto más árido que cualquier tormenta de arena.

Ebizō no fue un gran guerrero. No fue un héroe celebrado en canciones ni elogiado en monumentos. Su poder nunca radicó en el filo de un kunai, sino en el filo de las verdades que guardaba. Porque Ebizō era el archivo viviente de las miserias de la Arena. El hombre que recordaba cada traición, cada sacrificio innecesario, cada lágrima convertida en polvo.

Mientras su hermana Chiyo bailaba con marionetas y venenos, Ebizō recogía los cuerpos. Lavaba las heridas que nadie quería ver. Cuidaba a los niños huérfanos que crecían sin nombres ni futuro. No para salvarlos… sino para que no olvidaran que la Arena nunca ha sido hogar, sino tumba.

Las generaciones pasaron ante sus ojos como caravanas perdidas. Los Kazekage se sucedían, las guerras nacían y morían, y Ebizō seguía de pie. Sus arrugas eran grietas que contaban historias de amores rotos y hermanos asesinados en las noches sin luna. El anciano hablaba poco, porque sabía que cada palabra era un puñal. El silencio era su manera de proteger a los pocos que aún respiraban cerca de él.

Cuando Sasori abandonó la aldea, Ebizō no lloró. Solo añadió otro nombre al cementerio invisible que cargaba en su espalda encorvada. Porque para Ebizō, todos estaban muertos desde el momento en que dejaron que el desierto consumiera sus almas.

Al final, Ebizō no temía a la muerte. Temía ser olvidado. Temía que un día nadie recordara las cenizas, los huesos rotos, los sacrificios sin nombre. Porque en el olvido se encuentra la verdadera aniquilación: no hay tumba más fría que una memoria borrada.

Su último aliento fue un suspiro cargado de nombres. Una plegaria muda para que el viento del desierto no borrara completamente la tragedia que lo devoró durante toda su vida.

☠️ Dato Prohibido ☠️:

En su habitación se encontró un pergamino con cada nombre de las almas caídas… escrito con ceniza y lágrimas secas.

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