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🔥 Naruto Uzumaki 🔥

¿Qué ocurre cuando el niño destinado a salvar a todos decide, desde el vientre, odiar a todo lo que respira?

Naruto Uzumaki, cubierto de cenizas y sangre, con Kurama al fondo y la aldea de Konoha en ruinas

🔥 El Jinchūriki del Odio Absoluto 🔥

Naruto nunca escuchó palabras dulces. Desde su primer suspiro, sintió el frío de una prisión que no podía ver, el rugido incesante de un demonio que no dormía.

Kurama no esperó a que creciera para envenenarle el alma. Desde bebé, cada latido era un eco de odio puro, un mantra de destrucción que se filtraba en su espíritu como un veneno lento.

El niño que solía correr detrás de los adultos en busca de una sonrisa… se convirtió en un espectro silencioso que vagaba por las calles de Konoha, con la mirada vacía y los puños cerrados. No gritaba “¡Algún día seré Hokage!”, porque jamás soñó con ser aceptado. Su única meta era sobrevivir al desprecio, mientras Kurama moldeaba su mente como arcilla sangrienta.

A los seis años, en lugar de bromas y pintura, Naruto aprendió a acechar a los gatos callejeros, a escucharlos gritar antes de morir. A los ocho, ya era capaz de controlar fragmentos del chakra del Kyūbi para desaparecer del radar ANBU y espiar las reuniones del consejo. A los diez, nadie se atrevía a mirarlo a los ojos: en ellos habitaba una oscuridad que ningún ninja pudo ignorar.

Kurama le susurraba cada noche: “Eres mi hijo. Mi legado. No hay lugar para la compasión en un mundo que te desea muerto.”

Y Naruto obedeció.

El día en que decidió atacar la aldea, nadie estaba preparado. El niño rubio irrumpió en la oficina del Hokage, con un manto rojo hirviendo a su alrededor y ojos como brasas. El Tercer Hokage no murió por un ataque sorpresa… murió al ver el reflejo de su propia culpa en aquellos ojos. Cada kunai, cada rugido, cada explosión de chakra fue una oración dedicada al demonio que creció dentro de él.

No hubo discursos, no hubo lágrimas. Konoha ardió en silencio, como un bosque consumido desde dentro. Naruto no buscaba un mundo mejor ni un plan celestial: solo venganza. Venganza por cada mirada, por cada piedra, por cada noche hambriento y solo.

Finalmente, Naruto se sentó en el centro de la aldea en ruinas, cubierto de cenizas y sangre, mirando al cielo estrellado. Kurama sonreía dentro de él, orgulloso. Pero Naruto… Naruto no sonreía. Porque incluso en la victoria, el niño seguía vacío. No había futuro. No había calor. Solo odio absoluto.

Porque en ese universo, el “héroe” jamás existió… solo nació un arma perfecta.

☠️ Dato Prohibido ☠️:

Naruto no conoció a Iruka, ni a Jiraiya, ni a nadie que lo abrazara. Kurama fue su único maestro y su única familia. En el silencio de la noche, el único “te quiero” que escuchó… fue el rugido interno de un zorro hambriento de destrucción.

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